
La meditación es una práctica que se está poniendo cada vez más de moda en Occidente. El trabajo, las obligaciones familiares y sociales, así como las tareas del hogar, nos dejan poco tiempo al día para cuidarnos tanto física como mentalmente.
Afortunadamente, existe una filosofía y práctica de vida al mismo tiempo que nos permite olvidarnos de todo lo que nos rodea, logrando conectar con nosotros mismos y sólo mediante el uso de la respiración. Hablamos de la meditación.
Gracias a ella logramos entrar en un estado de relax y paz interior, que nos ayuda a eliminar la ansiedad y el estrés. La meditación requiere de mucha práctica y de mucho tesón, ya que no suele salir en el primer intento ni en el segundo. Una buena solución para practicarla y perfeccionarla es poder crear en nuestro hogar un espacio dedicado exclusivamente a ello.
Este tipo de espacio necesita reunir una serie de características que inciten a esa tranquilidad y concentración necesaria. Por eso, si estás pensando en dedicar un rincón de tu casa para ti, seguro que te has preguntado ¿cómo decorar una habitación para meditar? Hoy te echamos una mano con este artículo.
Decoraciones para meditar, aspectos importantes
La meditación requiere de un espacio cerrado y tranquilo
Antes de centrarnos en la decoración de una habitación para meditar, es importante elegir el espacio adecuado. Lo ideal es escoger una habitación pequeña, alejada de las zonas comunes y donde no se filtre ningún tipo de ruido o este sea lo más liviano posible.
Si intentamos concentrarnos, cuantas menos distracciones tengamos a nuestro alrededor, mucho mejor. Puedes elegir una habitación de la casa, una parte del salón o del ático o una terraza. Una vez seleccionado, se puede empezar a pensar en la decoración de dicha habitación.
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Los colores, mejor suaves y cálidos
Cuando queremos decorar una habitación para meditar, es importante fijarnos bien en las gamas cromáticas de la misma. Una parte esencial para crear un espacio que incite a la relajación es la sensación que éste lo produce en ti y en este sentido, los colores tienen mucho que ver.
Existen gamas de colores fuertes que pueden alterar nuestro estado de ánimo: el amarillo, el rojo o el naranja son ejemplos de colores que aportan mucha vitalidad a un espacio. Como nuestro propósito es el contrario, mejor elegir colores suaves como el blanco, el beige, el gris claro o el azul.
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La iluminación para meditar
Durante la meditación se tiende a cerrar los ojos, por lo que la luz no debería estorbar para este fin. Sin embargo, piensa que cuando termines, al abrirlos, tanta claridad puede ser molesta. Lo mejor es elegir lámparas que permitan graduar la luz a tu gusto o poner velas aromáticas que nos ayuden durante el ejercicio.
Unas buenas persianas que proporcionen luz tenue son un elemento imprescindible que tenemos que tener en cuenta. También pueden ayudarnos unos estores.
Que cada elemento tenga su finalidad
Otro de los aspectos importantes a tener en cuenta en la decoración para meditar es, que los elementos decorativos que contenga han de ser los justos y necesarios. ¿Por qué? Para evitar distracciones.
La persona que va a meditar tiene que sentirse cómoda, por lo que los cojines, las alfombras mullidas o una esterilla, se convierten en elementos necesarios. Si nos relaja el olor del incienso o de las velas aromáticas, podemos incluir una pequeña mesa auxiliar.
Las figuras budistas o de inspiración oriental también se pueden incluir si necesitamos fijar la vista sobre un objeto para llamar a la concentración. En cuanto al mobiliario, hay sitios de decoración de interiores donde podéis encontrar todo lo que necesitáis, sin perder el estilo que tengas en tu hogar.
En resumen, lo que tenemos que tener en cuenta cuando pensemos en cómo decorar una habitación para meditar, es que sea un espacio sencillo, limpio y cómodo para la persona que va a practicar este ejercicio.